Tenía miedo de jubilarse con una pequeña pensión y perder este ingreso.

Con un año de licencia de maternidad restante, no quería regresar a su trabajo de oficina.

Había estudiado en su ciudad gastando mucho dinero, pero carecía de comprensión sobre cómo trabajar con diferentes uñas. Tenía miedo de las uñas complicadas y de los clientes, y no había aprendido mucho de su formación anterior, lo que llevó a confusión.

Había estado trabajando como maestra de manicura, pero la calidad de su trabajo podría haber sido mejor, y le llevaba mucho tiempo hacer una manicura. No podía atender a más clientes en un día ni aumentar su cheque.